La mujer todavía no es deseada

La mujer que está en el centro de la habitación no está siendo deseada por quien la mira. Sin embargo, la mira. Y es en ese acto que se refugia la mujer que se ovilla en las sábanas tumbada en el suelo. Se cubre los ojos con una venda, pero la venda no está suficientemente fuerte y, si los abre, puede ver toda la habitación. Por la ventana entra la claridad de la noche y también el oleaje de la playa. No está siendo deseada por quien la mira, pero quien la mira está deseando el cuerpo que estuvo sobre ella hace apenas unas horas. El cuerpo que estuvo sobre ella hace apenas unas horas ha sido violento y brusco, cruelmente sexual. Es eso lo que desea el hombre que mira a la mujer. Más que a la mujer, su muerte.

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